La crisis es oportunidad si primero se la reconoce y después se toman las decisiones para superarla
La UCR esta en su hora mas crucial, luego de 15 años de una inercia electoral y política declinante nos enfrentamos a una situación política que amenaza con transformarnos en una opción residual del sistema político.
El bipartidismo murió en 2001 y fue enterrado definitivamente por el kirchnerismo 10 años después. Hoy el PJ y la UCR son estructuras vacías, esqueletos de lo que alguna vez fue la base de nuestro sistema político.
Tal vez fueron tiempos mejores pero seguro no volverán. Insistir en recrearlo nos hará gastar energías que necesitaremos para poner a la UCR nuevamente como un actor principal de la escena política nacional.-
Quedan muy pocos rastros de la anatomía política de los primeros años de la democracia, no podemos caer ni en la nostalgia ni tampoco en la ilusión de cumplir con lo que quedo inconcluso.
Nos tenemos que hacer cargo del Hoy, de nuestro país y de esta sociedad cada vez mas compleja y exigente, menos atada a dogmas y estructuras rígidas y mas abierta a escuchar y elegir según cada circunstancia y momento. La sociedad tiene una imagen de nuestro partido que no coincide con la que tenemos los militantes y dirigentes de la UCR.
Se subestimo al oficialismo y su capacidad de recuperación política y electoral, se negaron las encuestas de opinión que proveían información para corregir y tomar el rumbo correcto, se tomaron decisiones audaces que no estaban sustentadas en información ni análisis correctos, se desato un enfrentamiento con aquellos con los que veníamos coincidiendo confundiendo a la sociedad que lo único que esperaba era un proyecto político económico y social que se presentara como alternativa creíble al oficialismo
Llegamos a este punto de no retorno, el voto radical se esta evaporando junto con la edad biológica de un partido cada vez con mas viejos y sin sumar a los jóvenes que tienen que proseguir con el sistema de valores y de ideas del radicalismo.
No es solo con una renovación de dirigentes que vamos a salir del pozo, necesitamos mucho mas que eso, una verdadera refundación del radicalismo, desde el año 1985 con el discurso de Parque Norte y eso fue hace 27 años que no actualizamos nuestro discurso ideológico, debemos ser claros para que la sociedad nos entienda, el mundo cambio, la sociedad cambio y la UCR deberá cambiar si aspira a representar nuevamente a la sociedad y ser un partido de gobierno y no solamente una opción testimonial.
El kirchnerismo representa un desafío intelectual y político, se presenta y es percibido por amplias franjas de nuestra sociedad como un espacio progresista, nos”roba” parte de nuestra agenda política y mientras tanto se instala un proyecto político y económica populista que debemos enfrentar si no queremos que nuestra democracia, nuestra joven democracia se desequilibre y desbarranque hacia un proyecto autoritario.
Pero la UCR no se recuperara si primero no recuperamos la confianza social en dos distritos que son claves para el resurgir y que sin una presencia importante en ellos será muy difícil instalar una alternativa. Tanto en la Capital Federal como en la Provincia de Buenos Aires y más precisamente en el conurbano la UCR afronta la batalla más dramática. La última elección del 23 ce octubre nos dejo con menos representación política tanto en la legislatura de la pcia como en el manejo de intendencias y concejos deliberantes.
El Partido debe retomar la iniciativa política asumiendo la autoridad plena de la agenda legislativa y política de esos dos distritos, la estrategia provincial no puede quedar solamente en manos de los legisladores o intendentes, el no involucramiento de la conducción partidaria y sus instituciones y la falta de articulación debilita al radicalismo y fomenta muchas veces decisiones que no tienen que ver con el rol que debemos ejercer y para el cual la ciudadanía nos eligió.
En definitiva debemos encarar una agenda que se transforme en una bisagra, que actualice ideológicamente al partido, modernice su estructura y transparente nuestra representación social.
MARCELO PELLEGRINI